Perdóneme la flor.
Séame perdonado
el ser y noche del nacimiento
—ya tan detrás que no lo sé— por la paloma.
Séame dado el sueño de la tierra,
el misterioso ángel del color,
la calidad del relámpago.
El blanco estar del cordero,
giróscopo del gato, virtud de los caballos,
denme su olvido.
Aún el escorpión y la pureza
de cuchillo del perro, el bronco sapo,
que maman noche del demonio;
y la noche en que soy y el agua novia
y la inocencia de la nada;
la paloma abstraída de la mujer y el diamante
del ser que yo persigo.
No me condenen ellos.
Francisco de Oraá, incluido en Nueva poesía cubana (Ediciones Península, Barcelona, 1970, ed. de José Agustín Goytisolo).
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Muy bello. Me gusto mucho el carácter antiguo o clásico (no se como decirlo) del poema sin rimas.La combinación de sustantivos, verbos y adjetivos en las metáforas impresionante. El poder de la poesia, las cosas pequeñas de la vida y la imaginación.
ResponderEliminarY esa musicalidad sin necesidad de rima.
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