Quien tiene su propio pan
tiene cuanto necesita.
Puede despreocuparse de otros bienes,
de aldeas, de ciudades y de grandes jardines.
Pienso que es gran señor
quien sabe conformarse con lo suyo,
pues demuestra quien quiere tener más
que todo se le antoja ser muy poco.
El mayor propietario es el que sabe
huir de la avaricia, aunque es más fácil
someter a los turcos, o luchar
con los valientes tártaros.
El macedonio rey
conquistó muchas tierras por la fuerza,
pero le pareció
que el mundo era muy poco para él.
¿Para qué una coraza?
¿Y para qué el poder?
No hay brocado que cure el corazón,
ni tesoro que libre de la angustia.
Es huraña la muerte:
coge por la garganta
a los grandes señores y a los pobres sirvientes
y no te hará rebajas en las cuentas pendientes.
El hombre, sin embargo,
tiene siempre una idea:
añadir oro al oro,
porque para el avaro todo es poco.
¡Todo quedará aquí
tras tu muerte, señor!
Y cuanto con codicia acaudalaste
a otro lugar, a otra morada irá.
Y de esta construcción inalcanzable
pronto se quebrarán sus ligaduras.
Con ese vino que tanto te preocupa
abrevará caballos tu heredero.
Jan Kochanowski, incluido en Antología de la poesía polaca desde sus orígenes hasta la Primera Guerra Mundial (Editorial Gredos, Madrid, 2006, ed. y trad. de Fernando Presa González).
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