Trepé a la rama del ciruelo
Y me comí todas sus uvas.
El hortelano acudió
A castigarme, por mi robo.
Llené con barro mi marmita,
La calenté con mucho viento.
A quien preguntó lo que era,
Como pasto me ofrecí.
He dado hilos al tejedor.
No consiguió hacer madejas.
Le encargué algunas telas.
Me dijo: ven y cógelas.
Sobre cuarenta caballos
Cargué las alas de un gorrión.
Ni ochenta fueron suficientes
Y las dejaron donde estaban.
Peleando con un águila,
Una mosca la derribó.
Esta pelea yo la vi,
Como el polvo que levantó.
Yo luché contra un manco.
Sin manos cogió mi pie,
Me pegó con tanta fuerza,
Que a la lucha renuncié.
Del monte Kaf*, de su cima,
Una piedra me tiraron.
Tan malamente lanzaron,
Que destrozaron mi frente.
El pez se subió al árbol
A comerse un repollo.
Y la cigüeña engendró
Un perrillo cazador.
Al ciego le hice señales,
El sordo las escuchó.
Y el mundo ha traducido
Lo que dije y mucho más.
Una vaca estrangulé
Y la tiré por el suelo.
Su buen dueño exclamó
¿Qué has hecho con mi ganso?
Ni de esto me libré.
¿Qué hacer?, yo no lo sé.
Un mercachifle me vendió
Hilos para mis heridas.
La tortuga fue conmigo
Compañera de carreras.
¿A dónde vamos?, pregunté.
A comernos los caminos.
Yunus ha dicho un decir
Que a ninguno se parece.
Hipócritas, comprended
El sentido que esto encubre .
Yunus Emre, incluido en Antología poética (Publicaciones del Instituto de Estudios Orientales y Africanos, Madrid, 1974, edic. y trad. de Süleyman Salom).
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