Septiembre. Pleno otoño.
Un vendaval rugiente,
sacudiendo mi choza,
se lleva tres capas del techo
y esparce sus pajas
por la ribera opuesta.
Algunas colgadas de los árboles,
y otras sobrenadan en las charcas.
Unos chicos de la aldea Sur
valiéndose de mi senectud,
las recogen y huyen presurosos
al bosque de bambúes:
Así me roban los muy ladrones.
Con los labios abrasados
y la boca tan seca,
no puedo ni lanzar un grito.
Apoyado en mi bastón,
vuelvo a casa suspirando.
De pronto, el viento cesa,
las nubes se tornan como tinta,
y el cielo se encapota en silencio.
Mi manta, usada durante años,
está fría y dura como el hierro.
Durmiendo mal, mi pequeño hijo
acaba por romperla.
Delante del lecho,
gotea el tejado,
sin dejar sitio seco.
La lluvia no se interrumpe
como los hilos de cáñamos.
Desde el inicio de la guerra,
no he podido dormir tranquilo.
Esta noche, todo mojado,
sufro un insomnio tormentoso.
Ojalá se levantaran miles de mansiones
que den albergue y alegría
a todos los pobres del mundo,
librándoles de vientos y lluvias.
Si viera alzarse estos edificios ante mí,
aunque se derrumbara mi choza y me congelara,
moriría contento y feliz.
Du Fu, incluido en Poesía clásica china (Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, ed. y trad. de Guojian Chen).
Otros poemas de Du Fu
Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: