¡Hombre libre, tú siempre has de querer al mar!
El mar es el espejo donde tu ser se mira
En la onda que hacia lo infinito se estira
Y de ese amargo abismo tu alma está a la par.
Te gusta hundirte en esa imagen atroz,
Tus ojos y tus brazos la abarcan. Y el sonido
Que hay en tu corazón a veces es vencido
Por el de ese lamento indomable y feroz.
Ambos son por igual cerrados y discretos:
Hombre, ninguno sabe si hay fondo en tus honduras,
Oh mar, nadie conoce tus riquezas oscuras,
¡Tanto que se empecinan en guardar sus secretos!
Y sin embargo, desde siglos innumerables
Los dos se están peleando sin tregua ni piedad.
¡Qué manera de amar la muerte y la crueldad,
Oh eternos luchadores, oh hermanos implacables!
Charles Baudelaire en Les fleurs du mal (1857), incluido en Poetas franceses contemporáneos (Ediciones Librerias Fausto, Bueno Aires, 1974, selec. y versiones de Raúl Gustavo Aguirre).
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Baudelaire siempre será Baudelaire.
ResponderEliminarEste mar y este hombre, también serán siempre lo mismo, en el mismo espacio y tiempo, porque son uno, que se ama y que se odia, que "se lucha" y que se acerca, con toda la fuerza y furor de que es capaz.
Hombre, simplemente hombre vivo.
Sin duda es un poema universal, no es fácil encontrar muchos.
EliminarQue preciosidad de poema.El mar y el hombre eterna dualidad de amor y lucha.
ResponderEliminarSiempre, y muchos autores y autoras han hecho uso de la metáfora.
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