La realeza está en el manejo de libros. ¡Deja el caudillaje del ejército!
Saluda tu lecho como musulmán y vuelve para despedirte de tu tronco.
Ataca el ejército de sabiduría para subyugar al sabio aventurero.
Da con la punta de tu lanza de plumín para vencer la boca del tintero.
Golpea fuerte con el tintero en vez de la espada afilada y cortante.
¿No eres Aristóteles si se discute entre filósofos grandes?
Si se habla de Al-Jalíl, tú eres gramático y poeta.
En tu presencia Abu Hanífa es plebeyo en pensamiento.
¿Quién es Hermes? ¿Quién Sibahaiw o Ibn Furák si arguyes tú?
Tú reuniste esas cualidades nobles, pero que te reconozca el que te favoreció.
Descansa tranquilo; come y viste bien. Pregúntate: ¿Hay más glorias?
Me he tapado la cara en mi satisfacción por ti; antes no llevaba velo.
¿No te recuerdas cuando Lorca y tu corazón estaba más ligero que el de un pájaro?
Un pájaro que no puede posar tranquilo si su padre no está al acecho como un león valiente.
Tú no lo has imitado, ni lo has obedecido cuando te dio una orden.
Él ha previsto los resultados y ha visto las consecuencias.
Muhammad ibn Abbad al-Mutamid, incluido en Poesía de Al-Andalus (Asociación Andaluza de Profesores de Español Elio Antonio de Nebrija, Sevilla, 1999, varios trad.).
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