Antes que Jove, nadie cultivaba los campos,
ni se ponían cotos ni linderos en ellos;
la tierra era común: lo daba todo con largueza
y producía frutos por sí misma, abundante.
Fue él quien introdujo el veneno en las sierpes,
quien prescribió a los lobos el pillaje
y al mar el movimiento, quien despojó
a las hojas de su miel y retiró el fuego,
y secó los ríos de vino que por doquier fluían.
Lo hizo a fin de que el ingenio de los hombres
forjase poco a poco las variadas artes,
y buscase en los surcos el trigo, y descubriese
el fuego oculto entre las venas del pedernal.
Fue entonces cuando, por primera vez,
sintieron los ríos el peso de los huecos
alisos; cuando el marinero dio nombre a las estrellas:
Pléyades, Híades y la Osa brillante de Licaón;
fue entonces cuando se empezó a cazar fieras
con trampas, engañándolas con lazos y con cebos,
y a rodear con perros los dilatados bosques.
Virgilio en Georgicon I, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza Editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).
Otros poemas de Virgilio
Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: