Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo,
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.
Alabado seas, mi Señor, por todas las criaturas,
especialmente mi señor el hermano sol,
el cual proporciona el día y gracias al cual nos alumbras,
y él es bello y radiante con gran esplendor:
y de ti, Altísimo, lleva la significación.
Alabado seas, Señor mío, por el hermano viento
y por el aire y la nube.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y él es bello y alegre y pleno de fuerza y vigor.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos como las flores de colores y la hierba.
Alabado seas tú, mi Señor, por aquellos que por tu amor perdonan,
y soportan la pena y la tribulación.
Bienaventurados aquellos que perseveran en la paz,
que por ti, Altísimo, han de ser coronados.
Alabado seas, Señor mío, por la hermana nuestra muerte corporal,
de la cual ningún hombre vivo puede escapar:
¡y ay de aquellos que morirán en pecado mortal!
Bienaventurados aquellos
a quienes encontrarás haciendo tu santísima voluntad,
porque la segunda muerte no les hará daño.
Alabad y bendecid a mi Señor y dadle gracias
y servidle con gran humildad.
Francisco de Asís, incluido en Antología esencial de la poesía italiana (Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1999, selecc. de Antonio Colinas, varios trad.; trad. de Antonio Colinas para este poema).
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
FRANCISCO DE ASIS ES EL POETA DE LA NATURALEZA.
ResponderEliminarEfectivamente, el patrón de los ecologistas.
Eliminar