Hacen su aparición los testigos. Han envejecido. Los abogados investigan a los colores.
Al anochecer el doble se apodera de los espejos.
Como siempre. Nadie le ayuda.
Recibe una placa. Imposta la voz.
El juego es del público. Esas son las reglas del juego.
Hay fotografías. Hay momias. Fragmentos de cabellos, hojas y metales.
Tótemes y atriles, perspectivas, aviones petrificados.
Estos son nuestros sonidos, nuestros textos.
Los jeroglíficos finalmente fueron descifrados.
El continente resultó inundado. Aporto la evidencia.
Y el espíritu —el cielo y las arenas.
—¿Qué eran? ¿Quién lo sabe? ¿A dónde fueron a parar?—
La piel del fiscal es grisácea.
Traen a amigos y muchachas, reconstruyen el escenario, traducen las voces,
ruedan películas, componen música, transportan por la carretera al híbrido humano,
soltándole de su jaula al centro del ruedo,
y con los aplausos de fondo asesinan, desgarran al gladiador, su figura y sus manos, como si
fueran lobos.
—Buscad en la arena las huellas del país, agrandad y reunificad los médanos.
—Buscad en el viento las escaleras hacia el cielo, en castillos ilusorios: mi remota sonrisa.
—Buscad en el firmamento los románticos rasgos de la joven tierra.
—¡Buscad al viento! ¡Detenedlo! —¿Podría explicarlo yo?
......................................................................................................................................................
El jurado dará su veredicto. Soltarán al condenado
lanzándole al espejo —ve y recoge noviembre.
Así lo hará junto a Verlaine y Vivaldi.
Un dorado marco, como las puertas: olvidado regreso hacia el pasado.
Víctor Neborak en Cabeza voladora (1990), incluido en Poesía ucraniana del siglo XX. Una iconografía del alma (Revista Litoral, nº 197-198, Torremolinos, 1993, trad. de Iury Lech).
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
Verlaine, Vivaldi (y Víctor) recogiendo noviembre. ..Una vez más, gracias por acercarnos tus descubrimientos.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Y los que quedan, jajajajaja.
Eliminar