Me la afean porque tiene rubio el cabello,
y yo les digo:
"Esa es su belleza, a mi juicio.
Yerran quienes vituperan el color de la luz y del oro,
por una necia opinión, del todo falsa.
¿Censurará alguien el color del narciso fragante,
o el color de las estrellas que brillan a lo lejos?
Solo las criaturas de Dios más alejadas de toda ciencia
prefieren los cuerpos negros, de color de carbón:
negro es el color de los moradores del infierno;
negro el vestido de los que lloran por perdido un hijo y están de luto;
y desde que aparecieron las banderas negras están seguras
las almas de los hombres de que no llevan a la ortodoxia".
Abu Muhammad Alí ibn Hazm, incluido en Poesía de Al-Andalus (Asociación Andaluza de Profesores de Español Elio Antonio de Nebrija, Sevilla, 1999, varios trad.).
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Hermoso alegato contra los prejuicios... Saludos cordiales.
ResponderEliminarArriesgado, jajajajaja, pero hermoso.
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