Aquellas noches en las que vendí mi fama a los censores,
en las que confié mis oídos a los calumniadores,
cuando me acompañaban un escanciador y una cantora,
los dos esbeltos, semejantes sus almas.
Extendía mi mano hacia el pavo real unas veces
y otras me retiraba hacia la paloma torcaz.
Hacía circular las copas hasta que los veía
inclinarse de embriaguez, pero manteniendo el equilibrio.
La pasión les había hecho adelgazar tanto
que casi los podía apretar en el mismo abrazo.
Íbamos al lecho y, por si lo ignoras,
mi sitio estaba en el centro del collar.
Si me hubieses visto, lánguido, con dos lunas alrededor
habrías pensado en una estrella rodeada de dos lunas.
No me enorgullezco de esta lujuria,
pues sólo soy lujurioso en los besos y los labios.
Yúsuf ibn Harún al-Ramádi, incluido en Poesía de Al-Andalus (Asociación Andaluza de Profesores de Español Elio Antonio de Nebrija, Sevilla, 1999, varios trad.).
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