Pensaba que eran gemelos y cuando me lo contó la vecina
resultó que era un único chiflado
se cagó en el rellano de la escalera
ambas veces delante de mí y en jueves
mi gente es muy puta y sabe distinguir el aglomerado del contrachapado
tomemos por ejemplo a mí mismo para no hablar por hablar
regresando a casa de ver al amigo valeri me pasé
tres días agobiantes rodeado de sombras
y la gente buena ya no va a creer en mi palabra
cuando diga que en otro tiempo con cualquier nimiedad me ponía contento
con la tubeteica y sonriendo de oreja a oreja este soy yo sobre un camello
tener a mi alrededor el fascinante leninabad costaba solamente un rublo
he consumido mi tiempo como un cuento oriental
el dromedario del alcohol los delirantes espejismos
despójame oh mujer de la máscara de la resaca
y acuéstame arrorró arrorró
ojalá me levante muy temprano y con un aspecto no tan lamentable
como el que tenía hoy al acostarme
acaso no nos enseñaron cosas buenas en la escuela
donde daba clase el coñazo de la maría ivánovna
ivanov cuántas veces hay que repetirte que no te gires y no te cuelgues
de anishchenko siéntate como es debido
abrid los cuadernos y escribid dejando margen
el sentido de la vida
Serguéi Gandlevski, incluido en La hora de Rusia. Poesía contemporánea (Visor Libros, Madrid, 2011, trad. de Eva Crego).
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