¡Bien me conoces! ¡Por el pan me encuentras!
Te finges pan, me engañas con harina;
sabes que al fin mi corazón termina
por ir al pan y al alma te me adentras.
Sabes que me es preciso y en él centras
tu espera inmóvil, tu quietud divina.
Te vales de que el hambre me domina
y te haces pan para engañarme mientras.
¡Oh engañosa quietud! ¡Oh fingimiento!
¿Es que te das, Señor, por alimento
o es que mi amor te sirve de comida?
De nada soy, de tierra es mi figura.
Tú eres de eternidad, Tú de blancura;
pan por pan, Pan te quiero, Pan de vida.
Luis López Anglada, extraído de Palabra y misterio (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2003), incluido en Al celebrar tu memoria. Poesía para domingos y fiestas (Editorial Sal Terrae, Santander, 2005).
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