La novela gráfica en cuestión se titula Kiki de Montparnasse (Ediciones Sinsentido, Madrid, 2008, trad. de Lucía Bermúdez Carballo), con ilustraciones de Catel Muller y textos de José-Louis Bocquet. Se trata de una biografía novelada de la reina de la bohemia parisina de principios del siglo XX.
Como digo, no entiendo mucho de cómic, pero me parece que las representaciones de cada personaje que va apareciendo, al margen de su parecido con la realidad, reflejan bastante bien su psicología. Especialmente se nota esto en el personaje central. Respecto al texto, creo que es el necesario para que nos enteremos de lo que no podemos ver mediante las ilustraciones.
Mientras van apareciendo los muchos personajes históricos, siempre artistas, que pasaron por la vida de Kiki de Montparnasse (Alice Prin), podemos ir al final del libro donde encontraremos sus biografías, breves pero magistralmente redactadas e interesantes. También al final del libro encontraremos una biografía fechada de Kiki, donde podemos comprobar la fidelidad a la misma que guarda el libro.
La historia de Kiki es muy emotiva, deslumbrante por momentos, autodestructiva siempre. Es la historia de una mujer que se vio envuelta en una vida que no estaba prevista para ella y que supo aprovechar al máximo. Salió de un pueblo atrasado de la campiña francesa para caer, sin quererlo ella, en las calles del París de entreguerras; porque así empezó su alocada carrera artística, en la calle, dejándose llevar y aprovechando muy bien las casualidades que le tenía deparado el destino.
A pesar del olvido en el que parece haber caído esta mujer, fue todo un icono sexual de la vida bohemia parisina. Llegó a posar, incluso a ser amante, de Chaim Soutine, Amedeo Modigliani, Moïse Kisling (el otro Kiki), Fujita Tsuguharu, Man Ray...; Ray fue, precisamente, el que la inmortalizó en sus fotografías, cortometrajes y películas, el autor de la foto emblemática del surrealismo (Le violon d’Ingres, 1924) que encabeza este artículo y que tiene a Kiki como protagonista. (Ver en Youtube grabaciones en las que participó).
Pero también se codeó, bebió y bailó (seguramente algo más) con Pablo Picasso, Ernest Hemingway, Lee Miller, Jean Cocteau, Ivan Mosjoukine, André Breton, Marcel Duchamp, Robert Desnos, Tristan Tzara...
Y aunque su labor principal fue la de modelo, actividad que defendió con dignidad en un tiempo en el que se consideraba prostitutas a las modelos, también triunfó como pintora, como cantante de cabaret y como actriz. Llegó a ser el personaje más popular de la noche parisina. Para ella todos los días eran una gran fiesta, tal era su pasión por la vida. Y aunque atravesó por innumerables momentos de penuria económica, siempre se sobrepuso porque en realidad se conformaba con poco. Y cuando tuvo dinero lo dedicó a gastarlo con profusión con sus amigos y también a cuidar a su madre enferma y, en los últimos años, a compartir lo poco que tenía entonces con diversas instituciones benéficas.
Vivió la vida que le tocó vivir como un regalo que no esperaba, luchó, disfrutó de los placeres de la vida, en especial del sexo, fue tolerante con todos. Todavía, en el mercantilizado barrio parisino de Montparnasse, dicen que brilla su sonrisa.
Francisco Cenamor
En mi humilde opinión, se habla de novela gráfica cuando uno se quiere referir a comics más "profundos" o más para "adultos", en resumen, más serios. Para así deferenciarse de la idea preconcebida sobre el cómic, algo para niños, cosa que ha de perderse junto con la infancia. Soy lectura asidua de ellas, y me ha llamado la atención tu artículo, así que intentaré encontrarla y leerla :)
ResponderEliminarYo, la verdad, no me aclaraba con la denominación, pero tiene un sentido lo que dices de algo más serio, más para adultos, para captar tal vez un público más literario.
ResponderEliminarSí, y en verdad lo son. He leído grandes obras en viñetas. Siempre he pensado que la imagen puede ayudar a la palabra, o matarla.
ResponderEliminarSi puedes, investiga en la novela gráfica. Te aseguro que te sorprenderá.
Sí, muchas gracias, después de leída esta obra me quedan ganas de más. Aunque ahora estoy trabajando el plan de lectura del curso que viene del Club de lectura de la Universidad Carlos III y no doy a baste leyendo para seleccionar libros.
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