domingo, 21 de octubre de 2007

Poema del día: "La mano de mi padre", de Chus Fernández (España, 1974)

vivíamos cerca del aeropuerto
lo que más me gustaba
era ver despegar a los aviones

mi madre los señalaba y yo me quedaba allí
quieto, mirándolos. mi padre negaba con la cabeza
y, tirando de mí, decía: en el suelo. Tienes que fijarte
en el suelo. pero yo seguía mirando los aviones

quería conocer los sitios que había conocido mi abuelo
muy pronto crecerás, me decía mi madre. y yo
hasta que ese momento llegase
me limitaba a verlos pasar
como el que ve pasar
la suerte de los otros

tenía nueve años y no sabía que las cosas podían salir mal
que algunos fuegos nunca llegaron a encenderse
y que todos terminan apagándose

no sabía que algunas personas están siempre en otro lugar
diferente del que pensamos, que huyen cuando se detienen
y echan raíces en cuanto empiezan a alejarse

éramos muy pocos en el entierro de mi abuelo

una vieja

con un uniforme verde
lloraba
se acercó hasta nosotros

yo cogía la mano de mi padre
mi madre la abrazó. le dijo: tranquila
la vieja se echó hacia atrás

y dijo: le quise. me quiso
fueron muchos años
estábamos solos
yo trabajaba allí
y aquella era su casa

mi padre me apretó la mano cuando la oyó. dio un paso hacia delante y miró hacia otro lado. yo también miré: una nube cubría el sol, los árboles cubrían el cielo, una cruz cubría los árboles, mi padre me cubría a mí y mi madre volvía a abrazar a la vieja

creí ver un avión
pero sólo era un pájaro
que volaba muy alto

miré otra vez a la vieja. del bolsillo de su uniforme colgaba una placa
al ver su nombre debajo del nombre de la residencia
recordé las postales que mi abuelo me enviaba todas las navidades
cada una de una ciudad diferente

en la última

me decía que le gustaba ir en el metro porque cada uno hablaba un idioma distinto
que la gente caminaba siempre muy deprisa, que los edificios eran muy altos
y los parques muy grandes, que algún día me llevaría

a los nueve años supe que para algunas personas los lazos son cadenas
que, mientras sueñan con una ciudad mayor
duermen en una cama más pequeña
que la libertad
es un cuervo en la cabeza
que devora
primero la corona
y después el pensamiento

Chus Fernández. Tomado de la revista La hamaca de lona, nº 16 de abril de 2005.

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