En la terraza blanca, aquellas noche, ellos nos dejaron desvanecidas entre las rosas. El sudor caliente de nuestras axilas corría, como lágrimas, sobre nuestros senos. Una voluptuosidad enervante sofocaba nuestras cabezas, caídas hacia atrás.
Cuatro palomas cautivas, perfumadas de cuatro esencias, revoloteaban en silencio sobre nosotras. De sus alas caían gotas de olor sobre nuestros cuerpos desnudos. Yo fui embalsamada de esencia de iris.
¡Qué laxitud! Mi mejilla reposaba sobre el vientre de una muchacha, y ella se envolvía en la frescura de mi cabellera húmeda. El aroma de su piel azafranada embriagaba mi boca abierta. Y ella apretaba su muslo sobre mi nuca.
Dormí, pero un sueño enervante me despertó. El iynx, pájaro de los deseos nocturnos, cantaba a lo lejos, locamente. Tosí, estremecida. Un brazo enlanguidecido como una flor, se elevaba lentamente hacia la luna, en el aire.
Pierre Louÿs, versión de Juan Ramón Jiménez, incluido en Música de otros. Traducciones y paráfrasis (Editorial Galaxia Gutenberg-Círculo de lectores, Barcelona, 2006).
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Una belleza de poema lleno de magia, sensualidad y voluptosidad.
ResponderEliminarGuay , vamos.
Este poeta es sorprendente. Lo que no sé es dónde termina su poesía y dónde la recreación de Juan Ramón Jiménez.
ResponderEliminarDesde luego es muy sugerente y entra de lleno en lo erótico, es interesante el hecho de que crea una atmosfera sensual en la que no queda muy claro si se trata de una relación lesbica, un trio, un cuarteto o una fantasia...los poetas son apostatas de tantas cosas...
ResponderEliminarLeyendo otros poemas de este mismo poeta francés se ve que se trata de relaciones lésbicas. Pero están tan finamente sugeridas...
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