Estás solo, y es de noche,
en la ciudad abierta al viento Este.
Hay muchas cosas que no sabes
y para que preguntes es ya tarde.
Mas ya tienes palabras que te basten,
las últimas,
pálidas, pesadas, oh abandonado.
Estás solo
y a tu encuentro avanza
el gran puente del río.
Miras el agua que han pasado barcos,
oscura, densa, rumorosa
de lirios o pájaros nocturno.
Por un momento olvidas
la ciudad, su comercio de fantasmas,
la multitud que sin cesar construye
ataúdes pequeños para el deseo,
la ciudad donde perros devoran,
con piedad extremada,
criaturas brillantes
y desnudas.
Miras al río
cual si fuese la cama
de tu infancia:
te acuerdas de la madreselva
en la tapia del huerto,
de los madroños que cogías
y arrojabas,
de los amigos a los que mandabas
palabras inocentes
que volvían sangrando,
te acuerdas de tu madre
que te esperaba
llorando de alegría.
Miras el agua, el puente,
los faroles,
de nuevo el agua;
el agua;
agua o bosque,
sombra pura
en los extensos días del verano.
Estás solo.
Desolado y solo.
Y es de noche.
Eugénio de Andrade en Corazón del día (1958), incluido en Antología poética 1940-1980 (Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1981, versión de Ángel Crespo).
Otros poemas de Eugénio de Andrade
Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: