Espío un signo en sus labios,
pero bien sé que no hablará.
-¿Ya no me quieres? -Sí, te quiero.
-No, no me quieres. -Me siento cansado,
triste, consumido. Me siento acabado.
(La mirada, altiva, por la sala.)
-¿Es esto nuestra casa?
-La casa está en nosotros. -¡Bonitas palabras!
El amor es de carne y de sangre,
flor que con sangre propia se riega.
¿Crees que es amor
un rato de charla en la mesa?
¿Y después, cómo ellos -damas
y caballeros-, cada uno a su casa?
El amor no es sino…
¿sagrario?
¡Qué palabra! Mejor decir: llaga,
cicatriz. ¿Bajo los ojos de camareros
y borrachos? (Y por dentro:
el amor es este arco tenso,
es decir: ruptura. Ruptura.)
-Amor significa unión, y nada ya
nos une, ni labios ni nada. (Oh, no
me des la malaventura, te rogué
al comienzo de nuestra intimidad,
en aquella hora cercana a la cumbre
y la pasión. Ya humo –Memento:
eso es amor, dejar que se queme el don
¡siempre en vano! en el fuego.)
Los labios –grieta en la concha- lívidos:
sonrisa de intendente. –Primero,
una cama común.
¿Abismo,
quieres decir? Tamborileo
de dedos en la mesa. -¿No querrás
mover montañas? Amor
significa…
-Mío.
-Ya entiendo. ¿Conclusión?
***
El ritmo de los dedos en la mesa
se acelera. (Cadalso.)
-Vámonos. –Yo hubiera preferido:
muramos. Sería más sencillo: muramos.
Basta de banalidades: basta
de viajes, versos, hoteles, tranvías…
-El amor significa la vida.
-No, otro nombre le daban los antiguos.
-¿Entonces?
Aprieta el puño –un pez muerto-
el pañuelo. ¿Nos vamos?
-¿Adonde? Elige: precipicio, bala, veneno…
La muerte –en claro.
-La vida. Como un cónsul romano
que evalúa –águilas ojos- lo que queda
de sus huestes.
-Rompamos, pues.
Marina Tsvetaieva en Poema del fin (1926), incluido en El canto y la ceniza (Círculo de lectores-Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2005, trad. de Mónika Zgustova y Olvido García Valdés).
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LA MUERTE DEL AMOR Y LA PASIÓN, ANUNCIAN CATÁSTROFES POR VENIR.
ResponderEliminarLOS AMANTES, SEPULTAN SUS SENTIRES, Y PARTEN AL VACÍO EXISTENCIAL, EN BÚSQUEDA DE ESE ABRAZO QUE OLVIDARON.MUY HERMOSO.
Además, el tono conversacional hace que sea muy ágil.
ResponderEliminarSiempre me gustó este poema de Tsevetáieva...Como ella y su poética, desgarradora, tortuosa y dura. Os recomiendo las cartas que se cruzó con Anna Ajmátova: un reflejo de la Rusia de aquellos años, en lo cotidiano.
ResponderEliminarGracias, Francisco, por traer esa belleza!
Carmela
En genral la poesía relacionada con el amor, para qué engañarnos, suele ser de bastante baja calidad, pero en el caso del poema del fin de esta mujer es impresionante la construcción de cada poema.
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