Piedad y desprecio por mi mundo. Los lugares comunes
de la materia que me rodea. Un lápiz, una caja
de fósforos, una taza de café, ceniza
de cigarrillos sobre un desorden de papeles.
Cuánta desesperanza de poesía sin porvenir.
Y de pronto la certeza de que morir es apartarse de la mesa,
la noción de que todo se perderá.
Cada cosa se ausentará de la otra,
los objetos de quienes soy el centro dejarán de amarse.
Yo mismo, agonía volcada, volumen apretado al planeta
me veré arrojado por la ventana,
pedazo a pedazo, a trozos que se odian
hacia la fría unidad de la noche.
Joaquín O. Giannuzzi en Señales de una causa personal (1977), incluido en Antología poética (Visor Libros, Madrid, 2006).
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Que lúgubre, qué real, que bonito.
ResponderEliminarEs un poetadependiente, jajaja.
ResponderEliminarQue fantástico y que geniales las metaforas!
ResponderEliminarEs una pena, pero este escritor no parece muy conocido en España, y eso que lo publicó Visor. A mí me encanta.
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