para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
mas que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes.
Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta.
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento brutal
de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.
Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible.
Pedro Salinas en La voz a ti debida (1933), incluido en Antología poética (Alianza Editorial, Madrid, 2007).
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Gracias Francisco, me has vuelto a recordar a Pedro, uno de los poetas que conocí en el Instituto, así como también Claudio Rodríguez. De ambos tengo un gran recuerdo. Ahora estoy sumergida en Mario Benedetti, pero después iré con los poetas españoles que nada tienen que envidiar a Mario, al menos para mí.
ResponderEliminarAy Pedro Salinas....
Ayer te besé en los labios...
No te olvides de leer a Girondo, Huidobro, Gelman... Y españoles no leas solamente a los clásicos del 27. Mira también José Corredor-Matheos, José Ángel Valente, Goytisolo, Victoria Atencia...
ResponderEliminarEn 8º de la antigua Educación General Básica hice un trabajo de 30 páginas sobre Pedro Salinas. El profesor me regañó porque solamente había pedido máximo 3. Ahí comenzó mi relación con la poesía.
Un saludo.