Te acercas a la caja
con tremenda devoción
a sus insectos
Los miras e inspeccionas
sin atreverte a librarlos
de sus alfileres
Pero cuando nadie te ve
a la hora de la siesta
por fin te decides
Levantas el cristal
y te das cuenta
de que tanta muerte
también cabe en una página
Para quitarles el polvo
soplas sobre sus caparazones
Sin querer
se tocan sus membranas
se funden sus barrigas
y otro animal
inclasificado
deja su rastro en el poema.
Julio Espinosa Guerra en NN (Gens Ediciones, Madrid, 2007).
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Espectacular poema, según lo iba leyendo más me iba atrapando.
ResponderEliminarAdemás, sin final previsible.
Voy a adentrarme un poco más en el mundo de Julio Espinosa...
Julio es amigo mío, y creo, sinceramente, que es uno de los poetas actuales más recomendables porque cuida la poesía de manera exquisita y tiene un gran conocimiento y dominio de la misma.
ResponderEliminarBesos.
Lujo de amigos!!
ResponderEliminarPues sí. Julio vive ahora en Zaragoza, es profesor de poesía de la Escuela de escritores.
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