¡Oh gran fuerza de amor, que así enflaqueces
los que nacidos son para ser fuertes,
y les retruecas así todas sus suertes,
que presto los más ricos empobreces!
¡Oh piélago de mar, que te enriqueces
con los despojos de infinitas muertes!
Trágaslos, y después luego los viertes,
porque nunca en un punto permaneces.
¡Oh rayo, cuyo efecto no entendemos,
que dentro nos dejas abrasados,
y de fuera, sin mal, sanos nos vemos!
¡Oh dolencia mortal, cuyos extremos
son menos conocidos y alcanzados
por los tristes que más los padecemos!
Juan Boscán, incluido en Las mejores poesías de amor españolas (Editorial Óptima, Barcelona, 1999, ed. de Jorge Montagut).
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Desolado desamor, me recuerda a las coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique
ResponderEliminar¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?