La vida es falsa y hueca. Soledad, yo me acuerdo
de aquella rubia adúltera, de aquel amigo triste;
¿qué resta de su carne callejera? Un recuerdo
sin color, un bostezo, dolor y sombra...
¿Existe
la dicha de ciudades? Aquí, en el campo, un pino
con sol crepuscular, una fuente, una brisa,
me dicen la verdad y el alma del destino
con un verdor, un oro, un cristal o una risa.
Juan Ramón Jiménez en Elegías intermedias, incluido en Elegías (1908-1910) (Visor Libros, Madrid, 2007).
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ResponderEliminarEstá bien, sí.
ResponderEliminarJuan Ramón es una cima. Siempre confió mas en la naturaleza que en el hombre.
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