Pregunta el niño en el bar
frente a la pecera,
-Chuso, ¿y el caballito de mar?-
-Está muerto, la espichó.-
Suena la sirena por tercera vez.
La primera, cerveza.
La segunda, cerveza.
La tercera, subasta de sardina
y la chica que no quiere morir en el pueblo
odia el pescado.
El niño cuida ahora del gato.
El caballito de mar espichó.
La sardina espichó poco antes de la tercera sirena
y la chica que no quiere morir en el pueblo
espichará también si no escapa de una puta vez.
El gato rasga de un zarpazo
la cara del niño que pregunta
por el caballito de mar.
Asoman las lágrimas
y finalmente los padres asoman también.
-¿Qué pasó?-
Quizá el niño tampoco quiera morir en el pueblo
y odie el pescado.
Ríe el gato en un caminar desafiante.
No sabe si hizo daño o no.
Nadie le preguntó dónde preferiría morir
pero cuando suena la sirena por tercera vez
sabe que es subasta de sardina.
Quizá sobren tripas en la caja,
a la puerta del bar
y decida quedarse un día más.
Indio Zammit en Elegí fracasar (Bohodón Ediciones, Madrid, 2007).
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El mundo es un gran pueblo...el cuerpo es un pueblo, a lo que aspiramos realmente es a el gran vuelo de la libertad, el vuelo del alma, me encantò el poema, me sentì muy atrapado en un lugar muy, pero muy pequeño, angustiante, muy angustiante.
ResponderEliminarUn abrazo.
El Indio es capaz de hacernos sentir los lugares por los que pasa.
ResponderEliminarCosta DA MORTE
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