y convertido en un engaño por su propia clase
estaba esperando la revolución
por la desnuda, terrible acción de los otros en la calle.
Pero detrás de los cristales
a cubierto del viento social donde toda culpa
entra en crisis con sus razones podridas,
resolvió que el cambio acontecía en las pequeñas mutaciones
permanentes del cielo y el polvo,
en el giro de la cuchara en la taza de té,
en las decepciones periódicas del hígado,
en la muerte de papá y de las moscas.
Inventó un poema con todo eso
y el resultado es una estafa a la vieja forma,
una lejanía cada vez más vergonzante
de un nuevo lenguaje que puede estallar en cualquier momento.
Joaquín O. Giannuzzi en Las condiciones de la época (1967), incluido en Antología poética (Visor Libros, Madrid, 2006).
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Y crecemos y cambiamos, nos amoldamos, dejamos de luchar, nos autoconvencemos o tal vez somos vencidos.Solo los jovenes conservadores me dan mas pena que los viejos rokeros...
ResponderEliminarY lo peor, como dice Giannuzzi es hacer bandera de la propia decadencia.
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