Dos mujeres robustas, cuerpos densos,
remaban ayer tarde en una barca
que pulsaba la plata del poniente.
Levantaban los remos con dureza,
se hacían añicos unos sauces altos.
Dos mujeres remaban ayer tarde,
mudas, robustas, demasiado graves,
sendos planetas de carne pesada
ciegos en torbellinos de silencios.
Y se me hirió la calma en la garganta.
Me encogí de hombros y marché despacio.
Y quizás si ahora voy las veré lentas,
levantando los remos,
y esta noche, y mañana, y hasta siempre.
Elena Andrés en Dos caminos (1964), antologado en En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70. Antología (Ediciones Hiperión, Madrid, 2007, ed. Sharon Keefe Ugalde).
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