Este exilio
es una larga estación de adobe.
Se derrama por el camino
y se abrasa.
Se arruga
entre los colmillos
de piedra bajo piedra,
sin salida aparente.
El pan que antes se disputaba,
ahora se entrega a las cabras
como húmeda recompensa.
Es difícil que esta calurosa
agua contaminada
alcance toda la hilera
de garrafas y mariposas.
Mañana volverá
la cisterna,
con su reserva de iras
y antiguo catarro.
Un hombre formalizará
otra concesión
amasada de adobe
en el viejo molino de Rabuni.
Mientras, esperamos
las migajas
de una paz en desuso.
Limam Boicha en Los versos de la madera (Editorial Puentepalo, 2004).
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Es un poema de talla alta.
ResponderEliminarSin duda.
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