Las penínsulas las ocupa un pueblo antiguo
y razas hábiles para el hierro, fabricantes de amuletos tienen las islas
estos son los que interpretan el vuelo de los pájaros
los que auguran el alba por la luz al oeste en el crepúsculo
estos tienen tiempo en la tierra, conocen las estaciones
conocen por la picadura de los mosquitos cuando vienen las lluvias
huelen la nieve en un viento seco, son sabios
en los movimientos de las ráfagas cuando hay movimientos de luna
se dan vueltas dormidos de noche cuando la marea se cambia
sólo que ellos hablan con la lengua de otra tierra
hay nombres en su lengua de frutas desconocidas en estos valles
también sus dioses son labrados con hocicos de chacales
y sus proverbios son los proverbios de un sitio seco
sus festivales no corresponden con los días del mar
su palabra mar es una palabra que significa tristeza
sólo que sus cantos son de tierras altas tras de montañas
sus cantos son de caballos pastando en una tierra ancha
de estrellas a través de los techos de tiendas de pelo de caballo
suyas eran dicen ellos las guerras peleadas por los héroes
suyas las batallas cuyos clamores llegan hasta nosotros
como un ruido de cellisca en la hierba muerta en los pantanos
en el tiempo de las crecidas en primavera han visto en los ríos
ramas con hojas redondas y frenos
hechos de paja y el arzón de madera de una montura
han visto cuerpos de pájaros de un plumaje blanco
han respirado el vaho de los pastos en los charcos estancados
(el mar huele en primavera a deshielo de agua...)
ellos tiran sus redes en primavera en los ríos pardos
Archibald MacLeish, incluido en Antología de la poesía norteamericana (Fundación editorial El perro y la rana, Venezuela, 2007, selec. de Ernesto Cardenal, trad. de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal).
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