Y entonces se rajó la tierra.
Exclamaciones y polvo, siempre vienen juntos.
Entrelazados.
Perdimos la maña de salir por la puerta.
Alguna cosa bloqueaba la ventana.
Vi luz a través de las nubes grises,
Se lo llevaban en un camión de ganado.
A mí me llevaban en otro camión, con gente.
“No llores. Dejé todo. Lo he visto todo.
He encanecido por la edad y la cocaína.
Estoy blanco como la hidroquinona. Blanqueado”.
No tuve tiempo de aventarle una máscara antigases,
Conforme me llevaban.
Ellos también se estaban alejando.
Pero alcancé a ver sus ojos por un momento, nítidamente.
Ya no tenía heridas.
“Porque las alas no pueden recibir los estigmas”
– Oí su voz por la vez última.
(Y ya no hubo nada nunca más).
Khrystia Vengryniuk, incluido en Periódico de poesía (14 de noviembre de 2022, UNAM, México, versiones de Alberto Paredes).
Intersesante expresión poética, saludos cordiales.
ResponderEliminarPues me alegro mucho de que le haya gustado. Nos gusta hacer una buena selección. Un abrazo.
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