Dos viejas cornejas se sentaron en un cerco.
Pensando en causa y efecto,
y hierbas y flores,
y leyes naturales.
Una de ellas balbuceó, una de ellas tartamudeó,
una de ellas tartamudeó, una de ellas balbuceó.
Cada una de las dos pensó mucho más de lo que habló.
Una corneja puso a la otra corneja un acertijo.
Una corneja puso a la otra corneja un acertijo:
la corneja que balbuceaba
preguntó a la corneja que tartamudeaba:
“¿Por qué la abeja tiene un dardo en su violín?”
“Porr-que”, dijo la otra corneja,
“Porr-que,
porrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr-que”.
Entonces una abeja voló junto al cerco:—
“Zummmmmmmmm mmmmm mmmmmmmmm
MMMMMMMMMMMMMMM”
Y estas dos negras cornejas
palidecieron,
y lejos, muy lejos se fueron.
¿Por qué?
Porrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr-que.
Porrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr-que.
“Zummmmmmmmmm mmmmmm mmmmmmmmm
MMMMMMMMMMMMMMM”
Vachel Lindsay, incluido en Antología de la poesía norteamericana (Fundación editorial El perro y la rana, Venezuela, 2007, selec. de Ernesto Cardenal, trad. de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: