Tomo mi café –yo lo pagué–
sentado en una exótica
estación de tren.
Una joven me pide unas monedas
(está cubierta del polvo que da la pobreza,
de la suciedad de un tiempo que no le pertenece).
La camarera, en acto de servicio,
espanta a este fantasma cansado.
Cesan las miradas nerviosas,
los clientes dejan propina sobre la mesa
Francisco Cenamor en Amando nubes (Talasa Ediciones, Madrid, 1999).
Otros poemas de Francisco Cenamor y artículos sobre su obra
Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog
Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
¡Extremadamente cotidiano, Francisco Cenamor!
ResponderEliminarSi, casi hasta poco poético, jajajajaja. Eran mis comienzos.
Eliminar