Creo conocerte pero nunca te vi arder.
No vi el oro lamiendo tu piel.
Ahora acaricia nuestras pieles un entorno estático.
Somos animales. Y nuestro cuero arde.
Déjame verte una última vez,
antes de que las llamas te pusieran bajo tierra,
antes de que las llamas te fundieran con el humus.
Porque no sé cavar. Mis dedos son demasiado delgados,
se abren por los litorales de tus mandíbulas.
Déjame verlo una vez más
antes de que ardas, antes de que estés limpio.
Matilda Södergran en Ella arranca las venas (2008), incluido en Vallejo & Co. (14 de mayo de 2020, Perú, trad. David Guijosa Aeberhard).
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