Soplan melocotones de viento,
la luna abre sus ojos de miel.
Oigo la triste queja del viento
y le robo el aliento.
Los pensamientos cambian de color rápidamente,
mis ojos miran la lejana espera.
¡Oh, en ninguna parte se ven los ojos azules!
¡No viene nadie, no viene nadie!
¡Dejaré los libros! Dejaré el cuarto…
con los pies descalzos toco lo verde,
fuera a la hierba adornarán las gotas,
las hojas se llevan toda la tristeza.
El soplo mueve las flores junto al arbusto,
nadie en este mundo podrá tocarme.
La luna se tapa con hilos de plata,
yo me entrelazo con el esqueleto de la muerte.
Al sol le quitaré los templos del reino,
no tengo miedo ni al viento ni a la angustia,
solo me asusta el que porta melocotones en su sonrisa,
¡No viene nadie, no viene nadie!
Nino Tarishvili, incluido en Liberoamérica (marzo de 2021).
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¡Bello poema de Nino Tarishvilli!
ResponderEliminarMuy bello, si. Un saludo.
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