Agazapada
escucho a
las termitas
de mi corazón.
Se mueven como
si fueran a vivir
eternamente
ovilladas
en el calor de su cueva. Y nunca hablan de mí,
giran despacio sus invisibles cadenas en la sangre.
Hacen hogueras y faros con mi
nombre, para que me asome
sin miedo a mi hendidura,
sus trazos dejan cosquillas
en los poros como breves
golpes de amapola. En las
entrañas bordadas de nieve
avivo las brasas, soplo sobre
el espacio ya apagado y en
un momento arde de nuevo
el lugar de la herida, el
pliegue donde fermentan las
raíces, el rumor que no cesa.
Escucho a las termitas de mi
corazón, sus pasos resuenan
como ocasiones perdidas.
Amalia Iglesias Serna en Tótem espantapájaros (2016), incluido en Nayagua. Revista de poesía (II época, nº 24, julio de 2016, Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).
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¡Estupendo poema!
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, un abrazo.
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