El día era silencioso, despejado,
tranquilo,
tú estabas en el bosque con la figura ausente,
yo pasé a tu lado justo en esa hora,
con los libros en la mano, la mimosa junto al alma.
tú estabas en el bosque con la figura ausente,
yo pasé a tu lado justo en esa hora,
con los libros en la mano, la mimosa junto al alma.
A tus palideces, sobresaltos, miedos
nos cegaba el mismo sol brillante,
caminabas como huérfano entre sombras de los árboles
y portabas una pena muy grande.
nos cegaba el mismo sol brillante,
caminabas como huérfano entre sombras de los árboles
y portabas una pena muy grande.
Parecía que te atraían oscuros
colores
y perseguías penas sin rostro a alguna parte,
si te veo desfallecer- te acariciaré
¿Morirás? Vendré, te traeré rosas.
y perseguías penas sin rostro a alguna parte,
si te veo desfallecer- te acariciaré
¿Morirás? Vendré, te traeré rosas.
Hace tiempo que se apagó el anhelo
y se cerraron todas las cortinas,
moriste y el sentimiento volverá a renacer,
moriste y volveré a amarte.
y se cerraron todas las cortinas,
moriste y el sentimiento volverá a renacer,
moriste y volveré a amarte.
Safo Mgeladze, incluido en Liberoamérica (marzo de 2021).
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Muy bueno, Safo...
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, un abrazo.
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