domingo, 18 de julio de 2021

Poema del día: "Ardió Nayagua", de Manolo Romero (España, 1948)

El ejército más atroz
florece de una chispa.

Soliviantado por el vendaval,
el fuego, con su tropa de sinónimos
crecientes: fogonazo llamarada explosión…
menguantes: brasa ascua rescoldo…
sus rúbricas: pavesa ceniza humo…
con su desdén de olvido: tufo tizne…
gatea en los tomillos y el esparto,
se yergue en las olivas y las cepas,
se agiganta en los pinos y cipreses,
para sitiar la casa
dormida en el descuido de una siesta de julio.

Grita el pozo con voz de fumarola
pidiendo auxilio a los veneros
que entrañan la vaguada,
pero el viento solano
secó los manantiales.
Esos cipreses que aún crepitan
son hijos del Ciprés de Silos,
los sembraron para que coincidiese
el día de su germinar
con el del nacimiento de la chica
que ahora solloza en la devastación
al lado de su gata inglesa negra
toda en llagas que lame
convulsa sus estigmas.

Son escoria la liebre y la torcaz;
cisco el laurel y la chumbera,
y un tizón el galápago moruno.
Lo que fue un olivar
y una viña fecunda
enseña su epidermis ulcerada
y aparece debajo
su osamenta lacustre.
Parece la vaguada de los cerros
un camposanto del demonio.

Tan solo el alacrán, el centinela,
pervive con su garfio erguido
defendiendo la puerta de la casa,
guardando sus recuerdos.
El alacrán que hirió a la margarita
sabía que tendría que ocurrir.

Todos nos habríamos derrumbado
pero nos salvó la memoria.
Qué nos hubiera dicho el azadón
mellado por los cantos
con su lengua de hierro
y su astil de promesa…
Y la corola de la margarita
que tanto nos servía y adornaba
¿qué nos dirá su polen
que no sospecha la desolación?
Y las sombras chinescas
del girasol acromegálico
con las parras de chamizo
y el gato portugués de la veleta,
que representarán en las paredes
esta noche azabache
cuando suene el sirtaki del silencio.

Entra la tarde en la calcinación
con su corte de grajos y estorninos,
invaden los alambres, luctuosos,
y componen sobre su pentagrama
la blasfemia más agria del crepúsculo.

Y la casa, que no es lo que era,
abrió sus puertas, sus ventanas,
para decirnos:
“¿He de morir para volver a veros?”

Manolo Romero en Paso a dos (2015), incluido en Nayagua. Revista de poesía  (II época, nº 24, julio de 2016,  Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).

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