No hay en mí sino poesía forjada en la pasión,
que la ha hecho única en el mundo.
Mi boca profiere lo que no llevo a cabo,
dilatando en ocasiones la belleza de las cosas,
o exagerándola otras.
Aunque tan extendida es mi reputación de libertino
soy en realidad un desdichado,
que solo es feliz componiendo versos.
¿Soy yo el primer enamorado
en haber perdido la cabeza por unas mejillas, por unos ojos?
Siempre en guardia contra mí están
separación, prisión, ansiedad, oprobio y un déspota guardián.
¿Quién hará llegar a los compañeros
que, tras separarnos, vivo proscrito en la mansión de los opresores?
Moro en una mansión cuyos habitantes, por el daño causado,
viven aposentados sobre los tizones ardientes de la muerte.
Ahmad Abu ibn Suhayd, incluido en Poesía árabe clásica (Titivillus, Internet, 2017, selec. de Alfonso Bolado).
Otros poemas de Abu Amir ibn Suhayd
La espada y la lanza, La muerte me alcanza, La tormenta
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Que belleza!
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