al que acompañé en julio de 1980 por westerplatte
conocía magníficamente la historia de las batallas de septiembre
en una librería de compra-venta en la parte antigua de gdansk compró
una edición alemana de dostoievski se puso muy contento
y a la vez se extrañó de que en polonia los libros fueran tan baratos
le encantó el sonido del órgano que hay en la catedral de oliva
lo único que no le gustó
fue que durante el concierto recolectaban dinero
por la noche tomando vodka polaco
conversamos sobre grass gadamer y las dictaduras del siglo xx
y entonces en casa de mi hermana me di cuenta de que este joven alemán
cuyo padre según me contó luchó en el frente oriental
habla absolutamente de una forma distinta
que los jóvenes alemanes que hasta ahora he conocido
su voz tenía un timbre sutil
hablaba de forma melódica silenciosa delicada
frecuentemente sonreía
pensé entonces que nos conocemos desde la infancia
que juntos jugábamos al balón y hacíamos novillos
que simplemente somos viejos amigos
a los que dio la vida distintos pasaportes.
Piotr Cielesz, incluido en Poesía polaca contemporánea (Ediciones Rialp, Madrid, 1994, selec. y trad. de Fernando Presa González).
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