Lo dejó estar allí en su cochecito un par de horas.
Desde la cocina no quitó ojo durante todo el tiempo
de lo que le pasaba al niño allí en el mundo.
Estallaban guerras.
Los cuatro elementos fueron transformados en dinero.
Se desarrollaban especies de existencias venenosas.
Florecía el terrorismo de Estado.
Había una bomba debajo del cochecito.
El niño gritó.
Se había despertado.
La mujer se precipitó a hacer algo.
Marianne Larsen en I timerne og udenfor (1987), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
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