el día está vaciando sus bolsillos,
sacando afuera todo lo que tiene.
Estás a solas al ocaso catatónico.
Como fondo de zanja es el paisaje;
marca ardiente en lo oscuro deslumbrado.
Se hace sombrío. Hiela el esplendor,
ciega el sol. Nunca olvido que es verano.
Es verano y el calor relampaguea.
Están de pie, y yo sé que ni aletean
las aves de corral, ardientes querubines
en sus jaulas de tablas astilladas.
¿Aún recuerdas? Fue primero el viento;
después la tierra; la jaula fue luego.
Excrementos y fuego. Y por momentos
nada más un reflejo, un aleteo.
Y la sed. Pedí entonces de beber.
Aún hoy siento los tragos afiebrados,
todavía soporto los destellos
inerme como piedra y los apago.
Los años van pasando, y la esperanza-
como un tarro de lata tirado entre la paja.
János Pilinszky, incluido en Cincuenta poemas de quince poetas húngaros del siglo XX (Izana Editores, Madrid, 2012, selec. de András Simor).
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Apócrifo
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