viernes, 1 de febrero de 2019

Poema del día: "Gorea", de Fatou Ndiaye Sow (Senegal, 1937-2004)

No puedo visitar tus calabozos
donde se oculta la imagen
de la degradación humana
ni ver tus cadenas
que vibran aún por el coraje resignado
de aquellos guerreros
de manos callosas
que amasaron la roca de su destino
ni sentir el olor pútrido
de su rencor acumulado en tus muros
ni medir la pena
que roía su corazón
hinchado de proyectos abortados
debería haber perseguido
las galeras que transportaban a los esclavos
amputados con sus sueños rotos
en los cantos rodados. ¡A Gorea!

Fue de noche, hace ya tanto tiempo
una noche sin luna
de pronto Gorea se alejaba
lo sentía en la cala
donde estábamos apiñados
y he bogado...
he bogado hacia horizontes
de tinieblas y dolor
he mordido el polvo
de rutas desconocidas
mi sangre, savia de inocencia
se mezcló con el agua terrosa de los arrozales
mi sudor humedeció el suelo
y bañó la noche
y mi corazón calcinado de resignación
forzó mis ojos durante siglos
a retener en el fondo de ellos mismos
la lluvia de la desesperación
y el canto estalló en mi pecho.
He cantado mi lamento de desenraizado
con mis hermanos desafortunados
y el futuro donde restos de sueños
volaban con los vientos de mis penas
me aplastaba la nuca con una fatalidad absurda.

Pero alcé la cabeza
para gritar mi verdad a los hombres
a los hombres blancos
a los hombres rojos
a los hombres amarillos
¿no hay acaso hombres azules
azul de esperanza
azul cielo
hombres con el corazón justo
justo de justicia justa
sin raza ni continente?
Yo soy en todas partes
semejante a mi hermano
El sol de mi Dios
es sol para todos
las virtudes de mi Dios
están en toda criatura
¿por qué queréis
quitarme mi semilla?
Dejadme salir de la tierra
echar yemas y florecer
que mis frutos en sazón
nutran el hambre del mundo
dejad que me abra
al soplo de los cuatro vientos
pues mi vestido negro
es vestido de fiesta.

Nací en el país
donde debí nacer
era un nenúfar
en las aguas de mi tierra
un nenúfar abierto al sol de mi tierra
pero como un sueño pesado
roto por un trueno
me desperté en sudores
el corazón hecho añicos
pues para mi fiesta
tenía el vestido negro.
Abraham Lincoln reunió
mi ser bastardo y disperso
y desde entonces arrojé mis muletas
para estirar las piernas
arrojé la venda de mis ojos
para vez la faz del Mundo
Mi corazón se reabrió
para amar la tierra entera.

Pero hace tanto tiempo
que mi alma, en el centro de las estrellas
ha dejado en la tierra
su viejo sueño de Paz
y por el eco de nuestros huéspedes
del reino de Adán
la paz en la tierra
sigue siendo un sueño
la esclavitud abolida
el hombre inventó
otra esclavitud
la del dinero, las armas y el poder
y su corazón que Dios riega
para amar a todos los hombres
bate a golpes de fusil
de bombas y misiles.

Fatou Ndiaye Sow en Poésie de Sénégal (Silex, Paris, 1988), incluido en Poesía negra. Antología de poesía africana francófona contemporánea (Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos de la Región de Murcia, 2007, selec. y trad. de Francisco Torres Monreal).

4 comentarios:

  1. Deslumbra que la inteligencia y el padecimiento puedan ser tan deslumbrantes! Gracias por compartirnos este poema y descubrirnos a esta poeta. Mil gracias!

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  2. Bellísimo.Gracias por mostrar.Un abrazo.

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    1. Bello sin duda. Me alegro de que te gustase. Abrazo de vuelta.

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