viernes, 26 de octubre de 2018

Poema del día: "El templo de Guqiechao lo han abatido", de Feng Naizhao (China, 1901-1983)

I

El lenguaje calmo de los bosques: el zumbido de las abejas.
La miasma de los crepúsculos: la luminiscencia de la noche.
La vieja pagoda a lo lejos: la cúspide en el vacío.
La imagen de las ruinas vencidas: el carmín tenebroso.
El alma vagabunda: el profundo dolor.
La impaciencia del campo: el reloj al anochecer.


II

El sentimiento de abatimiento: el color del índigo.
La belleza del cielo: el frío intenso del dolor.
La soledad enclaustrada de la plegaria: la incertidumbre distante.
La respiración cuando se pone el sol: la decadente dinastía de Tang.
La ley en acción y la música que la acompaña: la muerte y su duelo.
El viejo templo budista está ahora destruido: los oscuros sufras.


III

El vuelo tantas veces repetido: la inmensa destrucción.
La creencia en la noche apacible: el cuerpo sepultado.
El silencio curado de quien no dice nada: el espíritu reticente.
La antigüedad querida teñida de un azul oscuro e inabarcable: el infinito.
El sentimiento que produce extrañeza: las cenizas grises.
El tributo a las tumbas: la primavera joven.

Feng Naizhao en La linterna roja (1928), incluido en El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949  (Ediciones Hiperión, Madrid, 2013, selec. y traduc. de Blas Piñero Martínez).

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1 comentario:

  1. Gran poema, Fran, y que nos trae también sentimientos inexplicables para los occidentales, que vivimos con mucho desapego todo lo pasado. El fango del presente nos arrastra, en unas vidas casi mecanizadas. T. S. Eliot, el poeta banquero, vindicaba a los muertos como hacedores de los logros del presente. No se los borraba de su mente, tanta plenitud de los tiempos, sin echar la vista atrás, le abrumaba. Muchas gracias, poeta y arqueólogo de los versos.

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