Sin mí no ve más lejos de su nariz.
Habla de mí en plural, pero soy uno,
una misma cosa.
Los ojos detrás de mí se hunden en pozos más profundos mientras busco la vista, digna para la parsimoniosa admiración de las cejas.
A veces sobre mí cae una pestaña
y él pide un deseo.
A veces quedan huellas dactilares:
habrá pensado un deseo.
Le hago creíble cuando habla.
Me ha roto tres veces
y no aprende nada.
Por la noche me mete en un ataúd
y no sospecha aquella felicidad:
morir por la noche, doblado
en un abrazo
con la suave toallita azul.
Y por la mañana resucitar
para enseñarle el día
de nuevo.
Ivan Landzhev, incluido en Jamás olvidados. Muestra de poesía búlgara reciente (Vallejo & Co., Internet, 2017, selec. de Mario Pera, trad. de Kalin Nikolov Koev).
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me gustó. gracias.
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