el universo desenrollado se extasía.
Ahora, los pescaditos, estarán haciendo equilibrios
encima de los cables submarinos.
Las serpentinas radiotelegráficas
se enredarán en las bayonetas de las antenas.
El perfume de lo divino y de lo humano
nos adormece con su cloroformo.
En este momento calenturiento de fastidio,
se estaría mejor en el Polo Norte
tomando sorbetes de fresa,
con calentadores a los pies.
Una mujer muy interesante
me ofrece su raro abanico filipino
para que juegue a la rueda de la fortuna.
La bala de fusil de mi dedo
ha hecho blanco en: Al fin seré dichoso.
El Murattis de cabeza de oro
se me ha concluido, como mi novia.
Acaso, si me purgara y confesase
haría mejores versos.
¿Quién me estará nombrando en la China?
Isaac del Vando-Villar en Grecia. Revista de literatura (1919), incluido en Poesía de la vanguardia española (Taurus Ediciones, Madrid, 1981, selec. de Germán Gullón).
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