tenía rostro humano
era una rata pequeña
menor que mi zapato.
Me preguntó la dirección que debía tomar para ir al lugar
donde poder morir en paz.
Qué iba a contestarle a semejante pregunta
que tan parecida era a la mía.
Lo intenté con unas palabras semibíblicas:
vete al lugar donde los muertos entierran
a sus muertos— tal vez esté en el oeste.
Pero no sirvió de nada
y cuando las modifiqué:
vete al lugar donde los no nacidos
se encuentran con los aún vivos— tal vez esté en el este,
y entérate de si puedes conseguir allí
una muerte a un precio razonable,
ya había desaparecido.
Y quién no sueña con una muerte serena
—cuanto antes mejor, dicen algunos,
pero con ello no quieren decir nada.
Si había helado aquel día
o era verano— no lo recuerdo
pero los sueños estaban alineados a lo largo de la carretera
no totalmente diferentes de pájaros erguidos sin alas.
Lennart Sjögren en I vattenfågelns tid (1985), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: