¡Ven, mayo amado, y devuelve el verdor a los árboles
y deja florecer junto a los ríos a las pequeñas violetas!
¡Cómo me gustaría volver a ver una violeta,
ay, querido mayo, cómo me gustaría ir un día a pasear!
Cierto es que los días de invierno también dan muchas alegrías:
se puede cabalgar en la nieve y dedicarse a más de un juego de tarde,
se construyen castillitos de naipes, se juega a la gallinita ciega y a las prendas,
y también hay paseos en trineo por el campo.
Pero cuando los pajarillos cantan y entonces, felices y ligeros
saltamos por el prado verde, ¡eso es otra cosa!
Ahora debe quedarse mi caballito de juguete allí, en el rincón,
pues no se puede salir al jardín por culpa del barro.
Pero lo que más me apena es la tristeza de Carlotita,
la pobre niña espera con verdadera impaciencia el tiempo de las flores;
en vano cojo su juguetito para distraerla,
se queda sentada en su sillita como la gallina sobre el huevo.
¡Ah, si hiciera mejor tiempo y estuviera más verde fuera!
¡Ven, querido mayo, lo niños te lo pedimos tanto!
¡Oh, ven y tráenos sobre todo muchas violetas,
tráenos también muchos ruiseñores y bellos cuclillos!
Christian Adolph Overbeck, incluido en El Lied clásico. Haydn, Mozart y Beethoven (Ediciones Hiperión, Madrid, 2003, selec. y trad. de Judit G. Viloria).
Otros poemas de Christian Adolph Overbeck
El juego infantil, Nostalgia a la primavera
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
Hermoso poema..!!
ResponderEliminarHappy.
EliminarClamor primaveral...
ResponderEliminar