Te comes los dedos,
te estás comiendo los dedos.
No puedes escribir.
Las palabras sobre las que posas
los dedos no pueden teclear,
se repiten así como si fueran bocas,
se muerden los dedos,
letras que mueren,
el pequeño sello con el que se van,
la pequeña lija con la que se borran
tipo a tipo
tecla a tecla
la dentadura del texto.
2.
Una permutación perfecta:
lo comido por lo servido,
escritura de subsistencia
vivir de limaduras fantasmas,
(Augusto:
come
fama
como
cama
león
come)
sombra
marca el dedo
puntos suspensivos...
3.
Y considera la desaparición
entre un espectro de dudas.
La considera a sabiendas.
Es la resistencia que se libra.
4.
La batalla del du-dú/du-dar,
las distintas tallas del dudar,
su tartamuda caravana,
su mudo tratar,
la batalla del enmudecer,
la batalla del mudar,
del muladar.
5.
Estar desahuciado.
Vivir de calle
y a pesar de la opresión
volver a bucear,
volver a teclear;
aunque solo sea letra
que no puede dejar
de comer,
no puede parar.
Enmudezco,
balbucea,
muto,
muerda,
mero
comérselos.
Benito del Pliego en Dietario (Amargord Ediciones, Madrid, 2015).
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