A mí me persigue
De noche y de día
Un carrito gris de la policía.
Luis Días
Todos los días después de las tres de la mañana
pasa por mi calle una patrulla de policía
—Volkswagen, "cepillo"—.
Un juguete rabioso y duradero
fabricado en algún horno de la Alemania
de la segunda guerra mundial.
Uno primero escucha el motor,
Parecería que tiene catarro.
Luego se ven las luces que giran
Mientras el carrito se desliza
Sobre el asfalto como una cucaracha.
Desde aquí se siente el olor
A óxido, humo y gasolina
Que queda en el aire.
El sudor de los policías
Huele a mentol y cerveza
Y sus uniformes y kepis de polyester
No huelen a nada.
Blanco y verde el juguete
Dobla la esquina y se pierde de vista.
El reflejo de las luces rojas y azules
Resbala en los muros un rato
Hasta que otra vez oscura la calle parece real
Y me mira como un niño debajo de una mesa.
Homero Pumarol, incluido en Poesía dominicana. Antología esencial (Visor Libros, Madrid, 2011, ed. de José Mármol y Basilio Belliard).
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