Rubens, río de olvido, jardín de la molicie,
Cojín de carne fresca en que nunca amaremos
Mas donde fluye vida y sin cesar se agita
Como el aire en los cielos y la mar en la mar.
Leonardo da Vinci, profundísimo espejo
Donde hechiceros ángeles, con ligera sonrisa
Cargada de misterio, se insinúan en la sombra
De pinos y glaciares que enmarcan su país;
Rembrandt, triste hospital poblado de murmullos
Tan sólo decorado de un crucifijo inmenso,
Donde el lloroso rezo sube de la basura
Y al que un rayo invernal de súbito atraviesa.
Miguel Ángel, espacio donde se ve a los Hércules
Con los Cristos mezclados, y rígidos alzarse
Poderosos fantasmas, que durante el crepúsculo
Desgarran los sudarios engarfiando sus dedos;
Impudicia de faunos, rabia de boxeadores,
Tú que supiste hallar la gracia de los pillos,
Corazón orgulloso, débil hombre pajizo,
Puget, emperador triste de los forzados;
Watteau, ese carnaval donde tantos ilustres
Como las mariposas vagan resplandecientes,
Ligeros decorados que alumbran las bujías
Volcando la locura a esa girante danza.
Goya, atroz pesadilla de cosas irreales,
De fetos que se cuecen durante el aquelarre,
De viejas al espejo y chiquillas desnudas
Ajustando sus medias para tentar al diablo;
Delacroix, rojo lago lleno de ángeles pérfidos,
Al que da sombra un bosque de pinos siempre verdes;
Insólitas fanfarrias bajo un cielo pesado
Pasan, como un suspiro sofocado de Weber;
Esas blasfemias, llantos, esas imprecaciones,
Esos éxtasis, gritos, Te Deums, maldiciones,
Son un eco devuelto por laberintos mil;
¡Para los corazones, un opio de otros mundos!
Una voz que repiten miles de centinelas,
Una orden que transmiten miles de voceadores,
Un faro iluminado sobre mil ciudadelas,
¡Un grito de monteros perdidos en el bosque!
Porque en verdad, Señor, el mejor testimonio
Que podemos mostrar de nuestra dignidad
Es este ardiente grito rodando en las edades
¡Que va a morir al borde de vuestra eternidad!
Charles Baudelaire en Las flores del mal (Alianza Editorial, Madrid, 1984, versión de Antonio Martínez Sarrión).
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"Los faros de Baudelaire" me seducen como
ResponderEliminartoda la poesia......
Completamente de acuerdo María. Un abrazo.
Eliminar"Los faros de Baudelaire" me seducen como
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