Desde el borde del bosque se veían los hombros
de la montaña y después, más allá, su cima,
una cúspide de piedra inalcanzable.
En aquel verano, subiendo y subiendo una y otra vez,
gateando desde una roca hacia otra, con las patas sangrando
y las rodillas rasgadas por una ambición sin par,
algunos osos habían logrado llegar a lo más alto.
Tal era la alegría de haberlo conseguido
que se abrazaban entre ellos,
se daban golpes en las espaldas, rugían,
palmeteaban y en sus ojos brillaba todo el triunfo.
Solamente una cosa los contrariaba: un águila que
agarrada fuertemente de una roca miraba a su alrededor
cimas y valles, presa de una gran melancolía.
Extraño ser, le han gritado los osos,
¿por qué no te vence la alegría de estar allí?
- Vosotros, dijo el águila torciendo la cabeza,
habéis llegado hasta aquí subiendo. Pero yo, bajando.
Y se entregó otra vez
a su profunda melancolía.
Geo Bogza, incluido en Antología de la poesía rumana contemporánea (Editorial Elion, Bucarest, 2000, trad. de Darie Novaceanu).
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